En todo el Totonacapan, una región en el este de México, el petróleo se ha convertido en sinónimo de destrucción ecológica, violencia de los cárteles y privación de derechos políticos.

Al reflejar la luz solar hacia el espacio, las diminutas partículas de azufre protegían a la Tierra del calentamiento causado por las emisiones humanas de dióxido de carbono.